viernes, 29 de agosto de 2008

“¿En qué falló la Educación Sexual en Colombia? (Séptima parte)

Hoy en el periódico «El tiempo» encontré una noticia titulada «Campaña por la vida sexual responsable busca la participación de jóvenes» la cual convoca a los jóvenes entre 18 y 25 años a participar en la campaña «Tu vida, tu decisión».

Lo anterior me recuerda un esfuerzo anterior importante pero, a mi modo de ver, insuficiente llamado: «Mi cuerpo es territorio seguro». En una entrada anterior sobre este tema abordé esta campaña y su propuesta.

¡Que importante y valioso es que los jóvenes opinemos!. Sin embargo, me pregunto: ¿En nosotros mismos está la respuesta a las problemáticas que estamos viviendo y de las cuales somos resultado?

¿Que opinan ustedes?

Yo ya he venido opinando. ¡Ahora le doy la palabra a usted!

Aquellos interesados en conocer mis opiniones al respecto los invito a leer las siguientes 5 entradas anteriores:

¿En qué falló la Educación Sexual en Colombia?



1 Parte



2 Parte



3 Parte



4 Parte


5 Parte


6 Parte

martes, 26 de agosto de 2008

Maratónica y responsabilidad humana


En estos días, a raíz del viaje de la cantante y amiga personal MAR a Costa Rica, he estado siguiendo atentamente la llamada «maratónica» que hace el canal cristiano «Enlace» en donde se invita a las personas a llamar para recibir apoyo en oración, escuchar predicaciones de diversos pastores y a enviar donaciones económicas lo cual es llamado «pactar con el Señor».

Aunque debo confesar que personalmente no estoy de acuerdo completamente con el método de adquirir dinero para el sostenimiento del canal, también debo reconocer que hay muchas vidas que son transformadas y reciben vida a través de estos eventos. ¡gloria a Dios por eso!. No obstante, no con esto avalo la idea de que «el fin justifica los medios» y quiero que eso les quede bien claro a mis lectores.

Tuve la oportunidad de escuchar la predicación del pastor Ricardo Rodríguez y su esposa Patricia Rodríguez sobre la restitución de Dios a aquellas personas que hemos perdido diferentes cosas (bienes materiales, sueños, honra, empleos, ministerios, etc). Me llamó la atención que se habla del «deseo de Dios de restituir todo lo que nos fue quitado» pero no la razón de dichas pérdidas y hasta qué punto algunas cosas son restituidas y cuales no. ¿Necesariamente todas las cosas que hemos perdido serán restituidas?, ¿Qué pasa en aquellos casos en los que la pérdida es el resultado de un pecado?, ¿Qué papel juega la responsabilidad humana en la pérdida y restitución?

Personalmente pienso que hay varias pérdidas que son consecuencias de nuestros actos y que a pesar de que haya un arrepentimiento genuino eso no es garantía de que Dios restituirá la pérdida. Para ejemplificar lo anterior, les planteo el caso de David clamando por la vida del hijo que tuvo con Betsabé producto de su pecado (2 Samuel 11 y 12):

« “[…] Lo que tú hiciste a escondidas, yo lo haré a plena luz, a la vista de todo Israel”. –¡He pecado contra el Señor!- reconoció David ante Natán. –El Señor ha perdonado ya tu pecado, y no morirás –contestó Natán-. Sin embargo, tu hijo sí morirá, pues con tus acciones has ofendido al Señor. […] David se puso a rogar a Dios por él; ayunaba y pasaba las noches tirado en el suelo. Los ancianos de su corte iban a verlo y le rogaban que se levantara, pero él se resistía, y aún se negaba a comer con ellos. Siete días después, el niño murió. […] –Es verdad que cuando el niño estaba vivo yo ayunaba y lloraba, pues pensaba: “¿Quién sabe? Tal vez el Señor tenga compasión de mí y permita que el niño viva”. Pero ahora que ha muerto, ¿qué razón tengo para ayunar? ¿Acaso puedo devolverle la vida? Yo iré adonde él está, aunque él ya no volverá a mí». 2 Samuel 12:12-23.

Yo quiero invitar a mis lectores a explorar este asunto de la responsabilidad humana en nuestra vida cristiana en una entrada que escribí hace ya bastante tiempo que lleva el título:

«Dios me dijo…»

Nuevamente vuelvo a invitar a los lectores a que ¡asumamos la responsabilidad y consecuencias de nuestros actos!

sábado, 23 de agosto de 2008

RELACIÓN COGNICIÓN & EMOCIÓN

El 22 de Mayo del presente año publiqué una entrada llamada "Funciones Ejecutivas & Religión" en la que invitaba a mis lectores a aportar sus ideas y conocimiento al respecto. Los interesados pueden ir a dicha entrada haciendo click en el nombre de la entrada anteriormente mencionado.

En esta oportunidad, quiero poner sobre el tapete un tema más genérico:

«RELACIÓN ENTRE COGNICIÓN Y EMOCIÓN»

En esto consiste el trabajo de investigación doctoral que estoy realizando: en la exploración de la relación entre los procesos cognitivos y los procesos emotivos en el ser humano. ¿Se relacionan unos y otros? ¿En qué circunstancias sí y en cuales no? ¿Hasta dónde unos dependen de otros?.

Para obtener mi título de pregrado como Psicólogo en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá (Colombia), junto con el Dr. Jorge Alfredo Herrera Pino PhD y con mi compañera de investigación Natalia Becerra, realizamos una investigación muy interesante con 68 pacientes hispanoparlantes y con un grupo control para explorar la

«RELACIÓN ENTRE ATENCIÓN Y DEPRESIÓN EN PACIENTES CON TRAUMATISMO CRANEOENCEFÁLICO LEVE»

(Los interesados en ver el artículo publicado en la revista Universitas Psychologica pueden acceder a èste haciéndo click en el título anteriormente enunciado)

Actualmente estoy interesado específicamente en explorar la relación entre las FUNCIONES EJECUTIVAS y la ATENCIÓN con la DEPRESIÓN y ANSIEDAD.

Diversas exploraciones he venido realizando de forma personal en mi experiencia diaria y, aunque en sí mismas no tengan un carácter científico riguroso, creo que son un buen punto de partida si tenemos en cuenta que las grandes investigaciones científicas han surgido a partir de pequeñas experiencias personales. Una de esas, la encontrarán en otra de mis entradas del presente blog titulada: «¡Que interesante es el proceso de percepción humana!» (Ver entrada haciendo click en el anterior título)

Como verán, es un tema fascinante pero a la vez complejo. Por esta razón, me gustaría recibir sus opiniones, aportes, críticas o sugerencias que puedan guiar mi investigación. Quedo entonces, a la espera de sus pronunciamientos.

¡Muchas gracias!