miércoles, 20 de febrero de 2008

¿En qué falló la «Educación Sexual» en Colombia? (Quinta parte)

«Es mejor no prometer que prometer y no cumplir» .

A continuación, mi posición pendiente al respecto de la siguiente entrada llamada: “¿En qué falló la «Educación Sexual» en Colombia? (Cuarta parte).

A mi hermano y a Alexa, ¡gracias por sus aportes!. A mis demás lectores, ¡Gracias por su espera!

Att. Juan Carlos Restrepo.


MI POSTURA PERSONAL AL RESPECTO:

Última actualización: Febrero 21

Anteriormente, mencioné mi aprobación a este tipo de esfuerzos por dar respuestas a fenómenos sociales colombianos que ya no sólo han preocupado, durante mucho tiempo, a la iglesia cristiana general sino que ahora para el estado colombiano representa un problema de salud pública.

No obstante mi aprobación, también quiero expresar algunas opiniones, inconformidades y críticas a este tipo de propuestas aplicando el sabio consejo de «dar al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios».

Para ser breve (aunque no por eso superficial), presentaré mis opiniones, inconformidades o críticas de forma enumerada:

1. Este tipo de campañas son importantes y necesarias pero NO SON SUFICIENTES. Idealmente los programas no deberían estar enfocados en atención de emergencias ante situaciones extremas sino enfocados en la prevención. En otras palabras, ¿por qué tuvimos que esperar hasta que los índices de embarazos y abortos superara los rangos de normalidad estadística para hacer este tipo de campañas?

2. Aunque la campaña implicó un estudio muy serio y juicioso del contexto social, los intereses y necesidades de los jóvenes, pienso que su producto se enfocó más en la forma que en el fondo. Con lo anterior no estoy diciendo que no haya aportes de fondo pues de hecho los hay: invitación a que los adolescentes sean concientes y responsables de su propia sexualidad, sean concientes de las consecuencias sociales de sus propias acciones, entre otros. Sin embargo, creo que lo de forma (obra de teatro actualista, canción de Reggaeton, participación de artistas famosos, grabación en un vehículo de Transmilenio, etc) es lo que más se recordará que el mismo mensaje.

Sería interesante validar lo que afirmo haciendo una encuesta sencilla a las personas a las que se les presentó la campaña indagando por el objetivo o mensaje de la propuesta. ¿Será que la respuesta de la mayoría sería algo así como: «invita a que los adolescentes seamos concientes y responsables de nuestra propia sexualidad y de las consecuencias sociales que éstas generan en un futuro»?. La verdad, no creo tanta maravilla. Creo que en los jóvenes es difícil trascender del impacto en sus emociones y llegar a un ejercicio de concientización que ayude a cambiar esquemas de pensamiento. Vuelvo y repito para no ser mal interpretado: estoy de acuerdo con los elementos de forma. Con lo que no estoy de acuerdo es que con esto, por sí sólo, se pretenda cambiar el esquema de pensamiento juvenil. Para ellos, fácilmente puede ser un estímulo más que tocó sus emociones y estarán pendientes de un próximo estímulo sin importar si el mensaje es consecuente o no con el anterior. Me explico: fácilmente los mismos jóvenes que estuvieron cantando y brincando ante la presentación de Julio y Farina pueden salir de allí a tener relaciones sexuales (que no necesariamente impliquen penetración) con una pareja conocida o no y ni siquiera ver contradicción alguna entre estos dos hechos. Pareciera que la generación actual simplemente vive por emociones. Su principio de vida fundamental: «¡siento, luego existo!».

3. ¿En qué momento se ofrece la abstinencia como una opción válida aunque no sea estadísticamente significativa en las encuestas?.

¿En dónde quedó este sabio consejo: «No cambies de lugar los linderos antiguos que establecieron tus antepasados»? (Proverbios 22:28)

¿Será que el llamado «sexo seguro» se logrará más eficazmente con enseñarles a los jóvenes a «ser padres y madres responsables»?. ¿Acaso en la adolescencia podemos esperar que los jóvenes sean autónomos y responsables por sí mismos?. ¿Qué puede ser más efectivo contra un embarazo que la no relación sexual?. En este punto, no sobraría decir que la relación sexual no es solamente el acto sexual con penetración sino que incluye todo acto que estimula o exita a la otra persona y a sí mismos. No en vano, otro sabio consejo antiguo dice: «Pero si no pueden dominarse, que se casen, porque es preferible casarse que quemarse de pasión» 1 Corintios 7:9.

Sobre la abstinencia quiero aclarar varias cosas:

3.1 No estoy proponiendo que la presente campaña se reemplace por una que promocione solamente la abstinencia como la única opción válida para frenar las cifras que preocupan al estado colombiano.

3.2 La abstinencia no sólo es una OPCIÓN DE VIDA que tienen las personas de diferentes grupos religiosos sino incluso de personas que no pertenecen ni participan de ningún credo. Personalmente conozco a varios de éstos últimos.

3.3 Al estado colombiano no le corresponde promocionar la abstinencia desde una visión religiosa. Precisamente por la sana SECULARIZACIÓN (separación entre la iglesia y el estado) el estado tiene la obligación de permitir la libertad de creencias y prácticas al respecto sujeto, claro está, a los parámetros que marca la constitución de 1991. Sin embargo, es menester tener claro que aunque promocionar la abstinencia no necesariamente implica que se haga desde una postura religiosa, el NO promocionarla (al tiempo con las otras opciones) sí está excluyendo que los jóvenes conozcan otras formas de pensamiento válidas.

3.4 Respeto a quienes no están de acuerdo con la abstinencia y no la consideran una opción válida en sus vidas personales. Me opongo, por el contrario, a quienes ridiculizan esta opción o la descalifican con afirmaciones como las siguientes:

«A través del tiempo, según la cultura y la sociedad, se han establecido comportamientos considerados como “correctos” (relaciones heterosexuales , coito vaginal) y otros “incorrectos” o prohibidos (masturbación, relaciones homosexuales, etc.). Estas calificaciones han pretendido controlar la vivencia de la sexualidad y no son, en forma alguna, verdades absolutas» (Profamilia, 2006).

Para concluir temporalmente este asunto, quiero expresar mi opinión general en forma sintética: Aplaudo estos esfuerzos y la calidad de los mismos pero creo que aunque son necesarios no son, de ninguna manera, suficientes ni acertados completamente.

Que tristeza que la iglesia cristiana teniendo todas las herramientas tanto teóricas como prácticas no estemos haciendo lo suficiente y tengamos que dejar que organizaciones como Profamilia tengan que liderar la «Educación Sexual» de la sociedad. Profamilia es importante y necesaria. ¿Dónde está la propuesta de las iglesias cristianas o de agrupaciones cristianas que se la pasan más ocupadas en eventos al interior de la iglesia que hacia el exterior de la misma?.

«Los evangélicos son recordados más por lo que hicieron que por lo que pensaron. [...] Si se desconoce esta realidad se desfigura el Evangelio y se empobrece la vida cristiana» (Ropero, 1999, Pág. 104 y 107).

«Si la salvación que decimos tener no nos transforma en la totalidad de nuestras responsabilidades personales y sociales, no es la salvación de Dios. La fe sin obras es fe muerta». (Samuel Escobar, 1988, citado por Ropero, 1999, 108)


REFERENCIAS:


Profamilia (2006) Preguntas y respuestas sobre Sexualidad. Bogotá: Talleres de Oscar Coca.

Ropero, A. (1999) Teología Bíblica del avivamiento: Avívanos de nuevo. España: Clie.

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