Yo mismo tuve la oportunidad de ver el video antes de que el libro se empezara a vender en las librerías colombianas y en los semáforos de forma «pirata». La verdad, no pensé que pronto fuera a tener la acogida que tuvo pero, como ustedes saben, los fenómenos sociales muchas veces son impredecibles. De hecho, ya hay conferencias y capacitaciones sobre el tema al que asisten, incluso, personas de alto nivel científico y/o académico.
A mi modo de ver, «The secret» no es algo nuevo ni secreto. Es una remasterización (en palabras del Dr. Darío Silva-Silva) de un viejo producto. Así como hoy en día se vende como novedosa música que fue compuesta hace varios años bajo la presentación «novedosa» con un género musical actual, así mismo, «The secret» es el producto de una nueva presentación de un mensaje que ni es nuevo ni ha sido secreto. ¡Eso sí, tiene un título muy sugestivo y de muy buenos efectos de mercadeo!.
Pero, ¿Qué es «El secreto»?. No es otra cosa diferente que la misma filosofía de la Actitud mental positiva del estilo de obras famosas como «El vendedor más grande del mundo» de Og Mandino u obras similares aunque, claro está, son versiones «mejoradas, corregidas y ampliadas».
Siempre me ha llamado la atención como a este tipo de convocatorias asiste no sólo un número alto de personas sino también de todos los niveles socioculturales. La gente anda necesitada de nuevas novelerías como en los tiempos de Pablo de Tarso:
«Algunos filósofos epicúreos y estoicos entablaron conversación con él. […]Entonces se lo llevaron a una reunión del Areópago. —¿Se puede saber qué nueva enseñanza es esta que usted presenta? —le preguntaron—. Porque nos viene usted con ideas que nos suenan extrañas, y queremos saber qué significan. Es que todos los atenienses y los extranjeros que vivían allí se pasaban el tiempo sin hacer otra cosa más que escuchar y comentar las últimas novedades». Hechos 17:19-21
La filosofía de la religión ha concluido, por mucho tiempo, que «el hombre es religioso por naturaleza». En otras palabras, hoy en día no se discute si el hombre es religioso o no sino más bien religioso a qué o a quién. De esta manera, una persona puede dirigir su religiosidad a un sistema religioso propiamente dicho, a un autor o corriente de pensamiento, a una persona, a un equipo de fútbol, a su trabajo, entre otros. Si se dan cuenta, hay algo o alguien que demanda en uno toda la mente y emociones. No en vano tanto judíos como cristianos tenemos claro como es nuestro amor por el Señor:
«“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”». Lucas 10:27a; Deuteronomio 6:5
¿Qué esta ocupando en tu vida todo tu corazón, tu ser, fuerzas y mente? La respuesta a esa pregunta es tu dios (con minúscula).
Se estarán preguntando: ¿qué tiene que ver todo esto con «El secreto»?
«El secreto» se basa en una confianza absoluta en sí mismo, en la mente humana para hacer uso de la llamada «Ley de la atracción». Que concepto tan refinado para viejas ideas como: «pídelo y recíbelo», «Todo lo que quieras lo conseguirás», «tu eres un dios», «¡eres Dios!», etc. Todas ellas se deriban de la afirmación más vieja de todas: «se les abrirán los ojos y llegarán a ser como Dios, conocedores del bien y del mal» Génesis 3:5.
Neil Anderson (expresidente del departamento de Teología Práctica en la Escuela de Teología Talbot de la Universidad de Biola) ha dicho una frase muy sabia y totalmente cierta:
«Si es nuevo no es verdad y si es verdad no es nuevo».
Aquellos conocedores de estos temas sabrán que estas ideas no son del siglo XXI y que sus raíces vienen de grandes pensadores como René Descartes, Jean-Jacques Rousseau, Auguste Comte, Charles Darwin, Sigmund Freud, entre otros. Lo anterior, sin mencionar que incluso en la Biblia existe un sinnumero de referencias de este tipo de pensamiento.
Antonio Cruz (1997) describe los planteamientos de los autores mencionados anteriormente de forma seria y profunda. Señala que a partir de sus postulados se crearon una serie de mitos sociales que permanecen aún en la llamada «posmodernidad». Antes de incluir algunas citas de estos autores, quiero aclarar que una cosa son los planteamientos que hace el autor original y otra, muy diferente, es la aplicación o interpretación posterior que se hace de ellos. Es decir, no necesariamente estos autores, si estuvieran vivos hoy en día, estarían de acuerdo con lo que sobre ellos se ha dicho.
A continuación, incluyo algunas citas escritas por los propios autores y que son presentadas por Cruz (1997):
El mito de la razón o de la mente humana como fuente de toda verdad (René Descartes 1596-1650)
«¿No habrá algún Dios o alguna otra potencia que ponga estos pensamientos en mi espíritu? No es necesario; pues quizá soy yo capaz de producirlos por mí mismo.» [DESCARTES, Meditaciones metafísicas. (1997: 134. Citado por Cruz, 2001)]
«Pues, en último término,… no debemos dejarnos persuadir nunca sino por la evidencia de la razón.» [DESCARTES, Discurso del método, (1997: 73. Citado por Cruz, 2001)]
El mito de la sociedad culpable o de que el hombre es bueno por naturaleza (Jean-Jacques Rousseau 1712-1778)
«¡Oh, señor, si alguna vez hubiera podido escribir la cuarta parte de lo que vi y sentí bajo aquel árbol,… con qué sencillez habría demostrado que el hombre es naturalmente bueno y que sólo por las instituciones se vuelven malvados los hombres.» [ROUSSEAU, Cartas a Malesherbes, (1998: 11. Citado por Cruz, 2001)]
El mito de los tres estados de la humanidad o de que el hombre moderno ya no necesita a Dios (Auguste Comte 1798-1857)
«Según esta doctrina fundamental, todas nuestras especulaciones, cualesquiera, están sujetas inevitablemente, sea en el individuo, sea en la especie, a pasar sucesivamente por tres estados teóricos distintos, que las denominaciones habituales de teológico, metafísico y positivo podrán calificar aquí suficientemente, para aquellos, al menos, que hayan comprendido bien su verdadero sentido general. Aunque, desde luego, indispensable en otros aspectos, el primer estado debe considerarse siempre, desde ahora, como provisional y preparatorio; el segundo, que no constituye en realidad más que una modificación disolvente de aquél, no supone nunca más que un simple destino transitorio, a fin de conducir gradualmente al tercero; en éste, el único plenamente normal, es en el que consiste, en todos los géneros, el régimen definitivo de la razón humana.» [COMTE, Discurso sobre el espíritu positivo, (1997: 17. Citado por Cruz, 2001)]
El mito del evolucionismo o de que el hombre ha evolucionado a partir de los animales (Charles Darwin 1809-1882)
«Así pues, el objeto más excelso que somos capaces de concebir, es decir, la producción de los animales superiores, resulta directamente de la guerra de la naturaleza, del hambre y de la muerte. Hay grandeza en esta concepción de que la vida, con sus diferentes facultades, fue originalmente alentada por el Creador en unas cuantas formas o en una sola, y que, mientras este planeta ha ido girando según la constante ley de la gravitación, se ha desarrollado y se están desarrollando, a partir de un comienzo tan sencillo, infinidad de formas cada vez más bellas y maravillosas.» [DARWIN, El origen de las especies, (1980: 479. Citado por Cruz, 2001)]
El mito de Edipo o de la religión que surgió del sentimiento de culpabilidad (Sigmund Freud 1856-1939)
«Agregando a esto la hipótesis de Darwin de que los hombres vivían primitivamente en hordas, cada una de las cuales se hallaban bajo el dominio de un único macho, fuerte, violento y celos, llegué a la hipótesis, o mejor dicho a la visión del siguiente proceso. El padre de la horda primitiva habría monopolizado despóticamente a todas las mujeres, expulsando o matando a sus hijos, peligrosos como rivales. Pero un día se reunieron estos hijos, asesinaron al padre, que había sido su enemigo, pero también su ideal, y comiéronse el cadáver. Después de este hecho no pudieron, sin embargo, apoderarse de su herencia, pues surgió entre ellos la rivalidad. Bajo la influencia de este fracaso y del remordimiento, aprendieron a soportarse unos a toros, uniéndose en un clan fraternal, regido por los principios del totemismo, que tendían a excluir la repetición del crimen, y renunciaron todos a la posesión de las mujeres, motivo del asesinato del padre. De este modo surgió la exogamia, íntimamente enlazada con el totemismo. La comida totémica sería la fiesta conmemorativa del monstruoso asesinato, del cual procedería la conciencia humana de la culpabilidad (pecado original), punto de partida de la organización social, la religión y la restricción moral. […] Esta teoría de la religión arroja viva luz sobre el fundamento psicológico del cristianismo, en el cual perdura sin disfraz alguno la ceremonia de la comida totémica en el sacramento de la comunión.» [FREUD, Autobiografía, (1970: 95 Citado por Cruz, 2001)]
Para no alargar más mi opinión sobre el fenómeno de «El secreto», mencionaré algunas consideraciones finales sobre «El secreto»:
- No es más que la vieja «Actitud mental positiva».
- Su problema no es la fe en sí misma sino el objeto de ésta: la mente humana
- El poder de la mente se apoya en ideas panteístas.
- Su promoción y adopción sigue las mismas características de un sistema religioso. Aún cuando se presente como una forma más de pensar y actuar no deja, por eso, de requerir fe. Eso sí, fe en sí mismo.
- Excluye la soberanía de Dios en cuanto hay cosas que por más que deseemos no conseguiremos por las limitaciones que el mismo Dios puede ponernos. Nosotros no podemos ser dioses por más que lo queramos o queramos creerlo.
- Seguramente será integrado a la llamada «Psicología Transpersonal» que no es ciencia. Leahey (1998) la presenta como la “cuarta fuerza” en psicología: «Esta fuerza va más allá del humanismo proyectándose hacia una psicología más trascendental y cósmica». Este tipo de esfuerzos dentro de la comunidad científica son catalogados de “pseudociencia”.
- Sus planteamientos están apoyadas en metodología pseudocientíficas al tipo de las que utilizaron aquellos que defendieron la «Ciencia Creacionista». Cosa diferente, valga la pena hacer la aclaración, es la metodología científica que sí postula la Teoría científica del Diseño Inteligente. Como se que este es un punto de amplio debate actual, sólo le preguntaré a mis lectores, antes de que tomen partido, ¿Han leído las fuentes primarias de la Teoría del Diseño Inteligente?. De no ser así, los invito a hacerlo antes de tomar una posición al respecto. Para esto, pueden consultar a William Dembski (1998, 2005).
El éxito humano no se consigue por medio de la fe en la fe y la buena voluntad. El éxito depende del objeto de la fe. No basta con creer; es necesario creer en Él (Jesús):
«Tú eres maestro de Israel, ¿y no entiendes estas cosas? —respondió Jesús—. Te digo con seguridad y verdad que hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto personalmente, pero ustedes no aceptan nuestro testimonio. Si les he hablado de las cosas terrenales, y no creen, ¿entonces cómo van a creer si les hablo de las celestiales? Nadie ha subido jamás al cielo sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre. “Como levantó Moisés la serpiente en el desierto, así también tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna”. Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él. El que cree en él no es condenado, pero el que no cree ya está condenado por no haber creído en el nombre del Hijo unigénito de Dios». Juan 3:10-18
REFERENCIAS:
Dembsky, W.A. (1998) The Design Inference: Eliminating Chance Through Small Probabilities. Cambridge: Cambridge University Press
Dembsky, W.A. (2005) Diseño Inteligente: Un puente entre la ciencia y la teología. Miami: Vida.
Cruz, A. (2001) Sociología una desmitificación: un análisis cristiano del pensamiento sociológico moderno. España: Clie.
Leahey, T. (1998) Historia de la Psicología: Principales corrientes del pensamiento psicológico. Madrid: Prentice Hall.
3 comentarios:
Lo que más me ha impresionado de esta entrada es el testimonio escrito de cada uno de los genios que mencionó. Aunque cortos, pareciera como si, hasta en el mismo y sólo hecho de racionalizar consiguieran dichas respuestas tan únicas e interesantes.
Juan, tu aporte está muy interesante es una muy buena herramienta para aquellos que queremos tener bases para poder explicar por que el secreto no es ningún secreto, y algo que la gente no ve es que no es posible que el como de las cosas nos las de el universo, somos nosotros quienes decidimos como y de que manera vamos a lograr nuestro propósito y somos nosotros quienes lo ejecutamos bien o mal.
Juan,
No sé qué diga ese libro pero yo no veo malos necesariamente los libros de auto-ayuda en un sentido: está mostrado estadísticamente que quienes regularmente leen esta clase de libros son más optimistas y eso les permite un mejor desempeño en sus quehaceres. Eso no es tan novelería.
Que el objeto de la fe (la mente humana) sea malo o no, eso es harina de otro costal... pero exactamente lo mismo pasaría con cualquier otro objeto de la fe, el Dios cristiano inclusive.
Prácticamente todas las cosas que dices se pueden aplicar a la religión que tanto defiendes así que eso o debilitaría tu argumento (en caso de que tu religión tenga sentido) o debilitaría tu religión (en caso de que sea cierto lo que dices de ese tipo de planteamientos como los del libro).
Sobre si algo es ciencia o pseudociencia. ¿Podrías decirme cuál es la definición de ciencia que hace pseudociencia a otra cosa? La falta de criterios de demarcación en la ciencia no permite la utilización objetiva de ese término más allá de las modas... pero usualmente quienes plantearon un nuevo paradigma, fueron en contra de las definiciones de ciencia sostenidas en su época.
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